viernes, abril 25, 2008

22 meses



Mañana mi tesoro cumple 22 meses!! Y últimamente anda con muchos aires de autonomía, intentando vestirse solita!! Y ha tenido pequeños y grandes logros, que no podemos dejar de aplaudir y disfrutar mucho las dos, "Eso!!" y "muy bien!". Y a propósito del post previo, debo decir que gozo con ella genuinamente, comparto la alegría de su logro, sin afán de reforzamiento! Al contrario, ahora me resulta mucho más difícil vestirla cada mañana, convencerla de que acepte mi "ayuda"... no es fácil sostener paciencia cuando los minutos corren, nos vamos atrasando y le baja la rebeldía!!! jeje
A todo esto, mañana nos vamos de paseo con sus abuelos paternos! Conociendo de otros casos, yo sé que esto es un lujo para familias como la nuestra... ("mamás solas" lo entenderán...), por lo que estamos muy agradecidas...

sábado, abril 12, 2008

Educación respetuosa



Me gusta este concepto de "educación respetuosa", lo encontré hace tiempo en este sitio, donde se señala que "No existe una forma de educar sin respeto, porque al perder el respeto perdemos también nuestra autoridad e idoneidad para ayudar a los niños y jóvenes a aprender", y que "Los niños hacia quienes se brinda respeto incondicional tienen una preocupación menos que añadir a su ajetreada vida de investigadores del mundo, por lo que están en mejores condiciones para desarrollar su potencial".

Hace tiempo (Renata tendría unos dos meses), di con un artículo encontrado en el sitio citado, sobre el que siempre pienso y recurrentemente me interpela, que se llama "Cinco razones para dejar de decir ¡muy bien!". Yo todavía tengo un gran signo de interrogación al respecto, y en realidad creo y aplico más bien una fórmula intermedia. Dejo citas del artículo completo, que recomiendo a quienes estén en labores de crianza y educación leer! pues, aunque quizás no estemos de acuerdo totalmente en la fórmula, pone temas que creo imprescindibles de considerar, en el marco de una "educación respetuosa".


Extractos de "Cinco Razones para Dejar de Decir “¡Muy Bien!" Por Alfie Kohn

1. Manipulando a los niños. Suponga que usted ofrece una recompensa verbal para reforzar el comportamiento de un niño de dos años que come sin regar, o de un niño de cinco años que limpia sus materiales de arte. ¿Quién se beneficia de esto? ¿Es posible que el decir a los niños que han hecho un buen trabajo tenga menos que ver con sus necesidades emocionales que con nuestra propia conveniencia?
2. Creando adictos a los elogios. De seguro, no todo uso de elogios es una táctica calculada para controlar el comportamiento de los niños. Algunas veces felicitamos a los niños solamente porque estamos genuinamente complacidos por lo que han hecho. Sin embargo, incluso en esos casos, vale la pena poner más atención. En lugar de aumentar la auto estima de un niño, los elogiados pueden incrementar su dependencia hacia nosotros. Mientras más decimos “Me gusta la forma en que tú....” o “Muy bien hecho...”, incrementa la dependencia de los niños hacia nuestras evaluaciones, nuestras decisiones acerca de lo que está bien y mal, en lugar de aprender de sus propios juicios. Esto los lleva a medir su valor en términos de lo que a nosotros nos hará sonreír y darles un poco más de aprobación.
3. Robando el placer de un niño. Aparte del problema de dependencia, un niño merece disfrutar de sus logros, sentirse orgulloso de lo que ha aprendido a hacer. También merece decidir cuándo sentirse de tal o cual forma. Pero, cada vez que decimos, “¡Muy bien!”, le estamos diciendo al niño cómo sentirse.
4. Perdiendo el interés. "¡Muy bonita pintura!” puede hacer que los niños sigan pintando por el tiempo que nos mantengamos mirando y elogiándolos. Pero, advierte Lilian Katz, una de las principales autoridades nacionales de educación en la temprana infancia, “una vez que se quita la atención, muchos niños no volverán a esa actividad nuevamente.”
5. Disminuyendo el Desempeño. Como si no fuera suficientemente malo que un “¡Muy bien!” pueda menoscabar la independencia, el placer y el interés, puede también interferir con cuán bien los niños hacen una tarea. Los investigadores continúan hallando que los niños que son elogiados por hacer bien un trabajo creativo tienden a tropezar en la siguiente tarea- y no les va tan bien como a los niños que no fueron elogiados al principio.
Lo que los niños necesitan es apoyo incondicional, amor sin compromisos. Eso no solo que es diferente a un elogio – es lo opuesto al elogio. “¡Muy bien!” es condicional. Significa que estamos ofreciendo atención, reconocimiento y aprobación por saltar a través de nuestro aro, es decir, por hacer algo que nos place a nosotros.
Bueno, recomiendo a los interesados leer y reflexionar sobre el artículo completo, que termina con muy buenos consejos para proceder cuando nuestro orgullo de madres/padres nos supera... a mí me ha servido, aunque no puedo evitar compartir mi dicha con mi hija, quizás no especialmente cuando se "porta bien" sino con cada cosa que hace ¿cómo esconderlo si es real? Y bueno, quizás aplique más para niños y niñas más grandes...

martes, abril 01, 2008

Hoy mi preciosa...

... eterna y fugaz.
Terminamos ambas cansadas la jornada, cada una en lo suyo...
Es breve el reencuentro de cada tarde, desde que la voy a buscar al jardín hasta el "buenas noches" que ahora, que los días son más cortos, se ha reducido bastante más...
En la tarde de hoy alcanzamos a: ordenar la mochila, comer pera, tomar la foto, pintar un cuadro, regar las plantas, cantar cumpleaños feliz a Emilia (saludo a distancia, ya que su cumple es hoy y no el 28 que salió publicado el post previo, la celebración el sábado), ella a andar en su moto, su baño escuchando SINO (música de mamá), luego el juego con la toalla que habla, la crema y el pijama; la comida que preparé ayer, lavarse los dientes, el cuento "el zorro y el cuy", besos, jugueteos y más risas, "buenas noches", "na' oche", mamá toma el libro que lee, Renata termina de dormirse apoyada en su cojín de elefante (que te lleva al mundo de los sueños), mirando su libro de "las mascotas ruidosas", abrazada al miky y con sus pies jugando, enredándose en mi pelo...
la acuesto en su cuna y me vengo a escribir acá.