viernes, junio 22, 2007

Aniversario


Dos nacimientos. Su vida maravillosa y mi biografía de madre.


Ya se va a cumplir un año y a veces me parece que ha pasado muy rápido... pero también ha pasado "mucha agua bajo el puente", revolucionando todo, cambiando la vida, mi vida en muchas formas... Trato de volver a esos momentos, pero como sucede con casi todos mis recuerdos, algo cuesta. Especie de vacíos, quizás apenas sensaciones y la atmósfera de un sueño, con sus interrupciones, saltos, distancias y silencios... Quise un parto "diferente". Finalmente no pude decidir respecto de algunas cosas importantes, pero ocurrió como casi todo en mi vida: "bastante bien". Cerca de un mes y medio antes me decidí a cambiar de equipo médico, al anticipar que mi doctora parecía más partidaria de un parto inducido y controlado "por ella", que de considerar que había otros deseos, posibilidades y necesidades en juego. Y no sabía donde buscar ni a quién recurrir. Llegué por internet a un equipo especializado en "parto en el agua", y aunque la relación al final no fue del todo de mi gusto, me sentí tranquila y satisfecha de haber tomado la decisión. Sucedió todo muy rápido. Difícil tomar decisiones, hacer preguntas... En menos de una hora llegué a la clínica, llené unas fichas de registro, hicieron el monitoreo fetal, se rompió la bolsa y me llevaron a un frío pabellón... En menos de una hora nació Renata... pero pasaron dos horas más para que pudiera estar con ella... juntas "de nuevo", al fin a solas, hija, no fue como esperábamos pero traté de compensar con muchos besos, palabras, susurros, promesas... Y nunca supe bien por qué no pudo ser en el agua, creo que fue muy rápido todo, pero parece además que el cordón estaba algo corto lo que hizo necesaria más intervención de lo esperado...
Por fortuna nos dieron el alta muy pronto. Y ya quería salir rápido de allí, pero qué trámites: que el último examen, que tenía que ir a arreglar las cuentas, pero que tenía que salir en silla de ruedas, los cheques, un lío. Y al llegar a casa lo que más esperaba era que estuviéramos al fin solas en nuestro hogar, el que hube preparado para ese momento... y mudarla por primera vez. Sola con ella. A vérnosla con todo lo que vino enseguida: noches y días sin distinción, lidiar con el reflujo, pero por suerte todo bien con la lactancia aunque la leche que desborda, empapando todo pero al menos sabía que tenía de sobra... Y hubo también espacios de escuchar música y el silencio de ese invierno, en el que pasaban a veces varios días sin que nadie viniera a nuestra casa... pero cantamos, no nos aburrimos ni pensamos más de la cuenta... Y ella, tan dulce e inocente... pequeñita, divina, un milagro cósmico...
Grabé algunos videos cortitos de Renata en sus primeros días. Los miro y no lo puedo creer. Lo que sabía en esos momentos: qué pena que tengas que crecer!!! La tristeza y extrañeza de vivir momentos tan sublimes y efímeros como ellos solos...
PD: En este año la clínica - a todo esto la misma en la que nació mi hermana 23 años atrás- tuvo varios problemas: la cerraron, vendieron y... demolieron.

2 comentarios:

ALEX dijo...

CRECER HACE PARTE DE LA VIDA. POR EL HECHO DE PODER CRECER, CONCEBISTE A RENATA. ES LA LEY DE LA VIDA. ESTÁ EN TÍ ATESORAR LOS MOMENTOS BELLOS DE LA VIDA DE TU NIÑA. CERO NOSTALGIA.

Alejandra Díaz Arenas dijo...

Así es la vida... milagrosa, maravillosa, y estoy muy contenta de ver crecer a Renata y de esta primera celebración de su cumpleaño que se aproxima... y claro que ver y acompañar su crecimiento es para mi un privilegio, intento disfrutar cada momento pero IGUAL la otra cara de la moneda existe, y me da pena esto del tiempo, no es nostalgia precisamente, pero es fuerte...

Gracias Alex por tus visitas y comentarios