Son muchísimos los detalles de gestos, cambios y aprendizajes que ha tenido Renata en este tiempo. Son ya parte de la rutina de nuestra vida sencilla, tranquila y "abrigada", que hemos disfrutado juntas este invierno. Lo más fascinante ha sido acompañarla en su propia fascinación, por empezar a caminar y la alegría que se le ve en su carita, en sus gestos, en ella toda, por cada nueva conquista en el mundo...
Sabe indicar su lengua, la nariz, la cabeza, piernas, zapatos, manos... y entiende muchísimo de lo que uno le habla y forma parte de las rutinas: la cuncuna y la mariposa (por la canción), lavarse los dientes, cambiarse el pañal, guardar los juguetes, buscar el pijama, tomar la leche, entre otras.
Y es realmente sorprendente cuando, más allá del gesto rutinario de seguirla, tomo conciencia de que de un momento a otro... ahora hay un ser pequeñito que deambula por toda la casa, arrastrando cosas, moviendo objetos de un lado a otro... parte de un desorden/ orden inmanejable... y la oleada de ternura que me inunda cada vez que vuelvo sola a casa, antes de ir a buscarla al jardín, y al abrir la puerta veo el globo que dejó en el pasillo antes de salir... o cuando ya en la noche se ha dormido y en el living aparece el último objeto con el que jugó, tirado en la alfombra o en cualquier sitio insospechado...
Y para el registro - "anecdotario", aprovecho de apuntar:
Me informan las tías en el jardín, que ahora que camina ya ha empezado a realizar tareas (o al menos los gestos de) de "niña" más grande como "dibujar", lavarse los dientes, comer solita, entre otras cosas.
Como ha sido desde muy chiquita, Renata disfruta mucho de la música, le gusta bailar, mueve su cabecita y de pie se mueve y empieza a dar vueltas como trompito.
Su gato es su adoración, todas las mañanas lo busca, lo llama (hace un ruidito como pff, pfff... desde muy chiquita que lo llama así...), lo sigue, lo mira, se le tira encima y le toma la cola. Nino es muy paciente con ella, pero a veces lo ha sacado de quicio así que hay que estar muy alerta.
Hace poco también que empezó notablemente a intentar hablar, y ya le entiendo cuando pide o intenta decir algunas cosas como chupete (péh), zapatos (pahpe), quiero (dice "quiie" con mucha insistencia mientras indica con el dedito aquello que quiere), por supuesto mamá, pff (gato o cualquier animal que se le parezca)...
Sabe indicar su lengua, la nariz, la cabeza, piernas, zapatos, manos... y entiende muchísimo de lo que uno le habla y forma parte de las rutinas: la cuncuna y la mariposa (por la canción), lavarse los dientes, cambiarse el pañal, guardar los juguetes, buscar el pijama, tomar la leche, entre otras.
En la noche todavía se duerme en brazos (después la paso a su cunita) y por las mañanas despierta contenta (en mi cama), me tira algunos besitos y luego se me abalanza encima para el correspondiente regaloneo, que durará lo que nos permita el reloj...
Y en eso estamos. Nuestro hogar es simple, y un pequeño paraíso.