Hay quienes dicen que tiene que ver con los dos años. Solo sé que no es nada fácil. Me doy el tiempo para la reflexión y pienso que este asunto, en mi experiencia, se parece a la práctica de yoga. Cuando crees que ya no das más, te tomas un momento para respirar, descansar... y puedes volver a la carga con renovadas energías. Muchas veces piensas que lo que estás haciendo es insufrible, que en qué minuto decidiste someterte a tal automartirio (tenemos la vida que elegimos)... pero luego viene la gran recompensa: se restaura el equilibrio y somos concientes de la ganancia. Incluso quieres volver a empezar, cada vez, enfrentar el desafío de seguir y mejorar un poquito más cada día. Aunque parezca rutinario, en el fondo sabemos que no es una sola repetición... Son tan imprescindibles, en todo caso, esos intervalos de respiro y descanso, como hacer shavasana (cadáver)- después de cada práctica/jornada, de otra forma no hay cuerpo ni ánimo que resista!!
Y bueno, todo esto a propósito de un fin de semana agotador, pero que termino con mucha satisfacción dándome este momento de respiro dominical, cuando mi chiquis cayó rendida de sueño más temprano que lo habitual... Fin del día y mañana todo vuelve a comenzar, y como las cosas por aquí andan - por distintos motivos- más exigidas, deberé tomarme en serio el asunto del merecido descanso.
Cada minuto difícil se agiganta mi admiración por las madres de dos, de tres, por las dueñas de casa, en fin. A propósito de esto, encontré hoy en la Nación Domingo una entrevista a Alfredo Castro, un artista que merece todo mi respeto y admiración. En ella decía, a colación de la situación de nuestra presidenta y de las mujeres de nuestro país (seguro que de muchos otros también):
"Se la machaca, por supuesto, pero también a ella le hace falta imponerse un poco. Decir: a ver, a ver, a ver, aquí estoy yo. Me falta eso porque uno siente una cierta debilidad, no de ella, sino comunicacional, que no corresponde al carácter de nuestras mujeres, que son muy fuertes. Que trabajan solas mientras los hombres bien mariconcitos desaparecen del mapa. Esa mujer sola está marcando un rumbo precioso, lleno de libertad, de opciones".
Y cito esto sin ánimo beligerante y con los reparos que merece cualquier intento de generalización. Es que me resultó en cierto sentido reparador, como el reconocimiento al trabajo efectivo que muchas mujeres realizan en sus hogares, muy necesario.