domingo, septiembre 17, 2006

La madre

A propósito del texto que cito más abajo. No es una la que inventó este cuento: la absoluta dependencia de nuestros hijos-hijas hacia nosotras; la importancia suprema de ese vínculo para la felicidad presente y futura de los seres que alumbramos...
Lo que no significa, sin embargo, que todas las mujeres estén habilitadas para un vínculo exitoso. El deseo y condición social juegan un papel, como también la experiencia con la propia madre habrá dejado sus huellas. Un tema que es crucial: ¿cómo hace una madre pobre, sobreexigida, desvalorizada, poco sostenida por el entorno, por una pareja presente o ausente, etc. para entregar a sus hijos un "cuidado sin interrupción"? Para muestra: ver el mundo cómo está, y todos los seres dolorosos que abundan en él, los amantes discontinuos, desorientados y enrabiados...
Siendo "el prototipo de todas las relaciones de amor para ambos sexos", determinante para la conformación de individos sanos, amantes de la vida y capaces de relacionarse amorosamente con el mundo... creo que merecemos más que un "día de la madre" -que más favorece la preservación de imágenes estereotipadas de la maternidad- un despliegue de apoyos sociales, morales y un respeto genuino. Lo que viene de cambios culturales profundos.
En lo macro, me indigna la desvalorización de la mujer en la sociedad y la cultura, y todas las discriminaciones asociadas. En lo micro, me duelen los que se sienten amenazados, que creen que una exagera, que se aprovecha de su condición para obtener beneficios... cuando la demanda es por lo mínimo: justicia, apoyo, reciprocidad... que irán sobre todo en beneficio de nuestros hijos.
Bueno, mientras tanto, a hacer nuestro mejor esfuerzo para dar mucho amor a nuestras criaturas, a pesar de todo.

EROS
La exigencia más elemental del si- mismo es la exigencia para sobrevivir. Si uno tiene oportunidad en la vida se debe a un cuidado sin interrupción. Y quien, sino la madre, cumple esa función. Lo que esto le cuesta en forma de tiempo, dolor, calorías, libido, es mayor sin duda de lo que le cuesta al padre. ¿Cómo puede acontecer en todos los tiempos? La respuesta es: amor. No es una cuestión de deseo, de condición social; una mujer no "decide" querer a su hijo. Es algo que le sucede. Ya desde el comienzo, madres y recién nacidos experimentan algo trascendente y sobrepersonal. El psiquiatra inglés Bowlbys nos dice que las madres y los niños no aprenden a quererse mutuamente, ya que están programados desde el nacimiento. Bowlbys asevera que es la herencia genética lo que determina el fenómeno.
Su teoría concuerda con Jung en que la relación madre-hijo se forma en el sistema arquetípico, y de forma inconsciente, en ambas partes. Ambos traen hacia sí los arquetipos del otro. El proceso se enriquece con el amor y lo hace rico en significado. Para el niño, este amor es la base para la futura seguridad. Escribe Bowlby -1951-: "Como si el cuidado de la madre fuera igual de necesario para el desarrollo de la personalidad, como la vitamina D para que el esqueleto se desarrolle de forma correcta.
Esto lo tenían, tanto Freud como Jung, muy claro antes de que Bowlby lo formulara. Freud describe la relación madre-hijo como única, sin paralelos, el prototipo de todas las relaciones de amor para ambos sexos. Jung le llama la más profunda de todas las relaciones que conocemos: "Nuestra capacidad de establecer una relación permanente con una persona del sexo opuesto, está supeditada en mayor o menor medida a cómo la relación con la madre haya sido de exitosa ".
Eric Erikson llama a este fenómeno "confianza básica". El sentimiento de poder confiar en su madre, en el mundo y en la vida. Estas tempranas vivencias son decisorias para un desarrollo sano y, si tienen un buen camino, funcionan como una vacunación natural contra el desarrollo de neurosis en el futuro del individuo. La relación que una madre pueda crear es la más importante de todas las relaciones, y cada mujer que tome el rol de madre también toma la responsabilidad por un largo tiempo. Es por eso que la naturaleza ha otorgado a la mujer abundante Eros, principio de amor y acercamiento psíquico.
En el momento que la relación madre-hijo se inicia, Eros toma forma, y de esta rica base nace nuestra identidad conciente. La conciencia del mundo y la seguridad en él, se crea a partir de esta relación de amor. Nosotros amaremos a la vida en la medida que el amor haya existido desde nuestra primera relación.


Fuente:
http://www.psicostasia.com/Rev04.htm

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