sábado, septiembre 16, 2006

Siempre intento hablarle de todo a mi hija: dicen que los bebés todo lo entienden. Sobre todo de cómo me siento, cuando estoy algo triste, cuando alguna confusión se cuela en la tranquilidad de nuestro idilio. Aun me tengo que forzar un poquito a hacerlo pues no deja de ser un acto de fé, hablarle así a una criatura tan pequeñita, pensar que te pueden entender... pero nos miramos y algo parece encajar. Es triste estar triste con tu guaguita, pero si se empuja un poquito es fácil cambiar de sintonía. Ayer probé con el flamenco: le estuve enseñando algunos pasitos y parecía disfrutar mucho: cómo miraba muy atenta, "aleteaba" y se reía!! Una maravilla mi maravilla. La amo con todo mi ser.

1 comentario:

Gu1ta dijo...

Los primeros días yo lloraba todo el día. Me emocionaba verlo, tocarlo, cargarlo, sentirlo fuera. Lo echaba de menos dentro. En fin, lloraba de emoción, no de tristeza.
He estado triste pero al verle la carita se me ha pasado. Y he tenido ganas de abrazarme a él y llorar para que me consuele,pero me consuela con sólo recordar su nombre.
Me emociona mi hijo, qué le vamos a hacer, una es así.