Renata y los cumpleaños

Hoy con Renata fuimos a un cumpleaños. Casi todos los niños eran mucho más grandes (la cumpleañera cumplía 5), y se lució bastante como la "bebita" de la fiesta. Lo impresionante era cómo, "en su onda", disfrutó muchísimo. Creo que el trainning del jardín, de niños, celebraciones y convivencias, ayudó a que rápidamente se soltara, y de mi mano!, cosa que es difícil, más aun siendo todos extraños para ella.

Mi hijita... no quería pararse de su puestito en la mesa, se comió muchas más galletas de las que yo pensé en tolerar, hizo el intento con varios dulces, hasta le dí "un colado de frutas" entre medio para que no comiera tanta "lesera". Después siguió comiendo galletas, recogiendo ramitas del suelo y también probó la torta: cuando me ofrecieron se le iluminó la carita y me dijo: "mah, mah...?", que significa algo así como: "quiero comer de eso, me vas a dar ¿cierto mami?". Lo divertido es que mientras los niños se iban a jugar, a cualquier cosa en la que Renata, por ser pequeña, no podía participar, ella insistía en seguir sentada en la mesita estirando sus manitos a los dulces, galletas, jugos... y estuvo ella solita sentada en la mesa por un buen rato...

Bueno, si bien había cierta "animación educativa" del cumpleaños, algo excesiva para mi gusto, le faltó un espacio de distensión, de baile quizás, como en el último cumpleaños al que asistió (ella es la más chiquita, de gorro y que da vueltas). A ratos sonaba alguna música y ahí le daban muchas ganas de pararse a bailar, tan linda.

Bueno, comer y bailar al parecer a mi hija la apasionan... jejej

A todo esto, estoy realmente impresionada y conmocionada con el crecimiento de mi hija, sobre todo en cuanto al desarrollo del lenguaje e interacción con el entorno. De hecho, estos dos últimos días comenzó a nombrar muchas cosas nuevas, en su lengua, por supuesto. Lo que más me impresionó, emocionó y sorprendió, fue ayer cuando me indicaba y decía: "Nono, Nono...?", y me costó, pero claro que indicaba a nuestro gato "Nino". Todavía en todo caso hace ese ruidito "pf, pf", para referirse a él, a gatos en general o animales similares. Me da pena pensar que probablemente pronto va a dejar de hacerlo. Bueno, crece mi hija. Es algo que me alegra pero que me da también pena. Y también me vuelve a apenar que nadie más se esté dando cuenta de esto, y que a nadie le importa esto tanto como a mí, o al menos cerca de lo que me importa.

Sin embargo, su presencia maravillosa, toda ella en su asombro, su risa hermosa, y esas cosas, hacen que el tono general sea de mucha alegría y felicidad.