Me refiero a un diálogo social, cotidiano, respetuoso, humilde, desprejuiciado ¿Será posible?
Sucede que hay temas difíciles de abordar cuando los canales de comunicación están enrarecidos, y se tiende a tomar posiciones antagónicas.
Pero bien, a veces hay que tomar posiciones en la vida, y en ese caso un criterio puede ser: el lado más débil. Primero, los niños, siempre los niños, y las niñas, por cierto. Luego, las mujeres.
Entre la gama de cosas que no merecen perdón ni olvido es la histórica y aun legitimada condición de desigualdad de las mujeres. El precio, por cierto, lo pagamos todos: niños y niñas incluidos.
Hay luchas legítimas, absolutamente, que deben darse. Pero cuidado con las herramientas que usamos. Me refiero por ejemplo a lo que encontré en esta página, que me llena de sentimientos encontrados pero principalmente me provoca gran preocupación sobre cómo se asume el SAP y otros argumentos, por la misoginia y violencia que contienen en su gérmen, contenido y utilización.
No creo en los derechos naturales, ni que las madres por ser madres, ni que los padres por ser padres. Personalmente, sin embargo, creo que la paternidad es absolutamente una construcción social y personal que está en transformación, en redefinición.Incluso hay quienes afirman que en nuestras sociedades actuales el rol del padre se vuelve cada vez más prescindible, en la medida en que tienden a ceder las estructuras patriarcales. Personalmente creo en esa perspectiva del tema, pero conversemos.
Pero bien, sobre las diputas entre padres y madres, creo que cualquier clase de generalizaciones es peligrosa, que cada caso debe ser tomado desde una dimensión humana, comprensiva, singular. Cada padre y madre deben tener lo que se merece: justicia. Los niños protección y amor, venga de quien venga, y creo que nadie necesita de un papá y una mamá per se, como nos ha vendido este sistema patriarcal y todo el sistema judicial que lo sustenta y ampara.
No estoy de acuerdo con establecer a priori la tuición compartida, ni en ningún argumento general sobre sus beneficios. Creo que debe ser estudiada cuidadosamente para cada caso, que la voz de los niños y niñas merece respeto y atención en cualquier circunstancia. No estoy de acuerdo con la demonización de las mujeres ni con la victimización de ninguna de las partes.
Estoy de acuerdo con el apoyo incondicional a toda madre, en los pactos y mediaciones, en los intentos de diálogo, aunque resulten fallidos, en el apoyo y escucha a los niños, en la orientación a los padres, en la protección de los niños.
Y si es por hacer campaña sobre algo, lo haría para prevenir el uso del SAP como argumento en las disputas entre padres y madres, me parece sumamente delicado y peligroso. Sobre esto les dejo acá un artículo: http://www.maraustralis.com/070721sap.html
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